jueves, enero 31, 2008

Un poco de literatura

Aquí os dejo unas líneas de Basura, de Héctor Abad...

"Las palabras de un muerto adquieren un peso que nunca tiene lo que dicen los vivos. En primer lugar, ya no las juzga ni la amistad ni la envidia, lo cual las aleja de esos vicios nefastos y opuestos que tiene la lectura: el dulce elogio, el agravio acrimonioso. Las palabras de un muerto son lo que son, finalmente, y cuanto más tiempo muerto lleve el muerto, mejor. No basta el anonimato, mucho menos bastan los seudónimos (esa forma mal disfrazada de coquetería) para esquivar la peste de los juicios y de los prejuicios críticos; al contrario, el anónimo y el seudónimo inspiran aún más cautelas pues los lectores piensan que tras ellos puede estar escondido el amigo o el enemigo y entonces el cuidado llega hasta la exasperación del silencio o de las frases sin sentido, inconclusas, circunlocutorias, incluso al milagro retórico de escribir varias páginas completas que no signifiquen nada. Tal vez las únicas voces que somos capaces de escuchar realmente sean las voces de los muertos. El problema es que nadie puede escribir después de muerto; de ahí que la solución sea vivir como si se estuviera muerto y seguir escribiendo, pero nunca publicar nada. Más aún: sin siquiera tener la menor intención de publicar nada."
"Escribo y sé que nunca nadie va a leer lo que escribo, escribo porque tengo el vicio incurable de escribir, escribo como quien orina, ni por gusto, ni a pesar suyo, sino porque es lo más natural, algo con lo que nació, algo que debe hacer diariamente para no morirse y aunque se esté muriendo. ¿Para qué orina ya un moribundo? ¿Para qué escribe ya un agonizante? Y sin embargo orina. Y sin embargo escribo. Si lo publicara, admitiendo que alguien me lo quisiera publicar, lo primero que pensarían los críticos es que busco algún honor, reconocimiento, notoriedad, fama, plata. Y sí, eso es lo que buscan casi todos, eso es lo que yo mismo buscaba en otros tiempos. Ahora no quiero que nadie me premie porque orino: qué bien orina el señor Davanzati, realmente qué bien orina este señor. Tampoco temo que algunos critiquen mi manera de orinar: qué poca fuerza tiene la orina de Davanzati, qué amarilla está, cuánta espuma que saca y qué mal huele. Me importa un bledo lo que piensen sobre mi manera de orinar. No puedo dejar de hacerlo, no sé hacerlo de otra manera. Lo más que me pueden pedir es que esconja un sitio discreto para hacerlo. Cumplo con el precepto. Lo hago a escondidas y no espero que nadie me aplauda la meada. Lo hago a menudo porque a menudo me dan ganas, porque tomo mucha agua o mucho vino o proque tengo pequeña la vejiga, crecida la próstata, baja la hormona antidiurética, qué se yo. Lo hago porque si no me reviento por dentro. En realidad, no tendría tampoco nada de malo reventarse, pero es más agradable mear que reventarse. Mear, seguir meando hasta el día que me muerta."

(Páginas 19-21M; Basura, Héctor Abad, ed.Lengua de trapo)

jueves, enero 03, 2008

Americanitos del alma

Lo triste no es que sean tontos, es la cantidad de inocentes que mueren porque estos "entes" sean tontos.